11 de octubre de 2012

A quien madruga...¿Dios le ayuda?


Empieza a amanecer en Cotos, frontal en la cabeza, y muchas ganas de salir al monte. En mente la circular Cotos-Cabezas, volviendo por Cuerda Larga y Loma del Noruego. Quería hacer algo distinto, así que, ¿por qué no salir de noche?


Frontal en la cabeza, mochila, y para arriba. Mágica es la palabra que representa la primera media hora. Corriendo por la oscura senda que pasa por el Pingarrón y el arroyo Cerradillas. Por dentro del bosque, regulando en las subidas y apretando a muerte en las bajadas, a veces hasta sin frontal. Sensación de simbiosis con la naturaleza brutal, sus sonidos, sus olores...top class.


Pese a que las previsiones apuntaban a nubosidad evolución diurna, no las tenía todas conmigo. Por si acaso, acorté un poco la ruta y subí directamente al collado de Valdemartín. Subida puta, puta...


Madrugar a veces te permite disfrutar de espectáculos silenciosos que son impagables.La montaña se aprecia de otra manera, mucho más real.

Llegado al cerro de Valdemartín, un golpe de viento empezó a meter jirones de niebla por Cuerda Larga. Al principio inofensivos, pero que fueron a más. Hubo momentos tensos, la verdad. Es alucinante la rapidez con la que el ser humano se puede llegar a desorientar. Ayer comprendí lo importante que es conservar la calma en momentos así.
Lo irracional intenta ganar a lo racional, algo peligroso. Tienes que luchar con tu propio coco para mantener la cabeza serena. No es fácil pero es necesario. Si no estás perdido.
Gracias a que desde que se andar me he pateado la Sierra, y a una brújula improvisada, conseguí volver a encontrar el camino rápidamente. Sprint al alto de Guarramillas y a buscar las antenas de televisión.

El descargo mental al encontrar la pista de hormigón que baja al puerto de Navacerrada fue total. Ya me buscaría la vida para volver a Cotos.


Poco rato después empezó a despejar, aunque yo ya estaba llegando al puerto de Navacerrada....

Lo que se preveía una buena mañana de trail running, acabó siendo una aventura algo desagradable. Visto ahora, desde fuera y en frío, he de reconocer que quizás debería haberme dado la vuelta antes, pero en el momento no estaba nada claro. Fue un repentino cambio de viento lo que llevó la niebla a Cuerda Larga, y la perspectiva de volverme por Cabezas (donde no hay una senda clara en ningún momento ) no me gustaba nada. Al menos por Cuerda Larga tenía claro el camino a seguir, algo importantísimo en estos casos.

Espero que esta humilde entrada de blog sirva para concienciar un poco más sobre lo peligroso que es la montaña. No fue nada importante, pero sí es un recordatorio de que esto no es el parque de al lado de casa. Espero que la persona con la que compartí unos metros a mitad de subida también llegase bien a casa.

Tened cuidado cuando salgáis ahí fuera, chic@s. La montaña es siempre satisfactoria, pero a veces da algún susto que otro...

Alvaro.