amanecer desde Hoz de Jaca
Dicen que la magia de un lugar como el Valle de Tena no se termina de comprender hasta que convives con él. Tras 15 días en Búbal como participante en el Programa de Recuperación de Pueblos Abandonados, puedo decir que, en parte, he empezado a descubrir esa magia, esa luz del valle.
Historias de brujería en el Betato, baños en el barranco de Gorgol, pateadas por el Camino Candón o marchas a la luz de un frontal para ver amanecer con una perspectiva perfecta de la rojiza Partacua. Verdaderos momentos de simbiosis con la naturaleza en el Boyeral y momentos emotivos con los antiguos vecinos de Polituara. No sé si será la luz del valle la que me ha afectado, pero no soy la misma persona que entró 15 días antes en este antiguo pueblo. Gracias, Búbal.
Peña Blanca, siempre presente
increíble atardecer sobre el pantano de Búbal
Hayedo del Betato, brujería y naturaleza por partida doble
La Tierra de Biescas se abre tras Santa Elena
entrada a Búbal
camino de Piedrafita
Piedrafita de Jaca
Increíble Búbal
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