Este está siendo mi punto de vista durante estas últimas semanas de curso. Los finales del 2º cuatrimestre están intentando acabar conmigo, pero lo van a tener complicado.
Tras horas y horas de bibliotecas, cafés, exámenes...ayer me tocó pedir la hora.
Y como siempre en estos casos, la medicina está en las montañas de casa. Fiel a mi filosofía de que la mejor manera de disfrutar la sierra madrileña pasa por madrugar mucho, hoy le he quitado otras horas de más al despertador, para acercarme a la Pedri.
Ni cronos, ni app's, nada...camino conocido desde el Tranco de Manzanares hacia arriba. Este mes de inactividad se está notando, corazón desbocado desde el minuto 2...
Pese a que iba hacia a la pradera del Yelmo, a mitad de camino he variado un poco y he acabado en el collado de la Dehesilla, mientras salía el Sol justo delante de mí. Brutales esos últimos metros, apretando los dientes y disfrutando como nunca...
Allí arriba, 2º desayuno, alguna foto, y un poco de tranquilidad...al final, las cosas más sencillas son las que más llenan. Es curioso como cuando estás saturado, la más mínima válvula de escape vale oro.
Y poco después, de vuelta, para estar a las 10 de la mañana en la puerta de la biblioteca, listo para otro buen intensivo de apuntes.
No sé qué pasará esta semana que me queda, pero tras estar al mínimo, al menos las pilas vuelven a estar cargadas...y la mentalidad, como en mi época en los circuitos, full gas hasta el final...
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